Hablemos de sexualidad con nuestros hijos
La preocupación de los padres sobre este tema, cuando sus hijos están atravesando por la adolescencia, es bastante frecuente, ya que debido a las características propias de esta etapa de la vida, es uno de los riesgos posibles.
La adolescencia implica en muchos casos el descubrimiento del ejercicio de la sexualidad. Y los padres no saben muchas veces como enfrentar este tema.
Dudan de si hablar directamente con sus hijos, o esperar que ellos pregunten.
Hace poco en una entrevista para una revista me preguntaban si los adolescentes conocen los métodos anticonceptivos.
La realidad es que los conocen dependiendo del grado de educación recibida. En la mayoría de los casos los conocen pero de forma insuficiente, no saben exactamente el alcance, por falta de comunicación con los padres o porque no recibieron información de ningún tipo al respecto; y otras veces aun conociendo algunos métodos, actúan en forma irresponsable frente a ellos, como lo hacen frente a otros aspectos de su vida.
La adolescencia es una etapa donde se ve la transgresión y la omnipotencia, y esa rebeldía que algunos chicos tienen, los lleva a actuar de forma poco responsable frente a la sexualidad.
Muchas veces hay conocimiento parcial de los métodos anticonceptivos, por ejemplo, pueden saber que si toman pastillas anticonceptivas evitan un embarazo, pero se olvidan de tomarlas, o lo hacen esporádicamente, o bien piensan que no les va a pasar a justo a ellos.
Los métodos de barrera, como el preservativo, no siempre les agrada, o a veces los toma por sorpresa la situación y no estaban preparados.
Toman como opción algo que debería ser indispensable. Por la revolución hormonal que están pasando, mas la novelería sexual que están atravesando, es difícil que en ese momento puedan ponerse a pensar en esto, si previamente no lo tienen bien inculcado.
También usan a veces el método de contar los días para saber si están o no probablemente ovulando, que ya de por si es muy inseguro, más aun en la adolescencia. Esta opción la toman muchas veces porque no se animan a usar otros métodos, o carecen de dinero para obtenerlos o temen ser descubiertos.
Lo mismo con el “coito interruptus”, normalmente tienen riesgo alto con este método también.
Además de embarazos no deseados pueden incurrir en contagio de ETS (enfermedades de trasmisión sexual), en forma irresponsable.
En este aspecto tienen un rol fundamental los padres y su apertura a hablar y educar sobre estos temas.
Muchas veces hacen una negación de la sexualidad de sus hijos o piensan que no hablando es más probable que eviten el problema, y los hijos no sienten confianza como para preguntarles, porque lo perciben como un tema tabú, del cual no se habla.
Esto hace que la información venga por medios no eficaces, en forma tergiversada o incompleta y sin acudir a un ginecólogo o médico que pueda despejar todas las interrogantes que pueda haber al respecto y aconsejar cual es la forma eficaz de anticoncepción para esa persona según su edad y estado de salud.
Un embarazo en la adolescencia trae muchas implicaciones, un compromiso de vida para quienes tienen su bebé o una situación traumática para quienes deciden interrumpirlo.
Cuando son padres y madres en la adolescencia, hay un cambio inevitable de la vida de esos padres adolescentes, que verán muy comprometidos su futuro estudiantil y laboral. Además de no estar preparados emocionalmente para enfrentar esa responsabilidad, ya que aún están todavía atravesando etapas de su propio desarrollo e implica un quiebre del proceso natural de vida de una persona.
Por eso hay que apuntar a la prevención, no escatimar recursos en cuanto a la información y la comunicación respecto a estos temas.
La sexualidad no nace con la adolescencia, siempre hay oportunidad de hablar sobre ella, los chicos naturalmente tienden a preguntar desde muy temprana edad acerca de la sexualidad, desde cuando preguntan como vienen al mundo, o tienen alguna conducta masturbatoria, o ven hasta incluso en los supermercados, preservativos en las góndolas de las cajas y preguntan que es. Está en la actitud de esos padres el mostrar apertura para poder hablar sobre estos temas sin temor y en forma responsable.
Es el momento de empezar a enseñarles acerca del respeto y privacidad de su propio cuerpo y del ajeno. Que no sean víctimas de abuso, por desconocimiento de cómo se da y del cuidado que tienen que tener de su cuerpo. Trasmitir valores y conductas responsables.
Cercanos a la pubertad hay que hablarles sobre los cambios que se van a producir en ellos, en su cuerpo y dar apertura a que pregunten lo que quieran saber.
De ahí en más está el camino allanado para poder preguntar cuando tengan dudas. No solo sobre métodos anticonceptivos sino sobre cualquier otro aspecto de la sexualidad.
Los padres deben decirle a sus hijos en forma clara que se deben de cuidar y como, tanto al varón como a la mujer, que lo deben hacer por si mismos en forma independiente, más allá de que su noviecito/a de turno les diga que lo hace o no.
Evacuar todas las dudas que tengan, y sino se sienten capaces de hacerlo, consultar con profesionales formados para esto.
Es necesario decirles también que nunca se sientan presionados a hacer algo que no deseen. Que no deben tener relaciones porque otros de su edad las tengan, que cada persona es diferente, vienen de familias con educaciones distintas, y que la sexualidad va de la mano de valores, sentimientos y conceptos que traen las personas según lo que le trasmitieron en su casa o se informaron por otros medios.
Que los criterios ajenos no deben incidir sobre los propios. Esto es básico porque en los adolescentes se da fuertemente el sentimiento de pertenencia con los grupos de pares, y si hay compañeros, ( a veces líderes), que influyen sobre ellos, pueden pensar que hay algo mal si ellos no se comportan como lo hace esta otra persona.
Muchas veces el tener relaciones sexuales en forma inadecuada puede ser motivo de disfunciones sexuales que se podrían haber evitado con más información.
Por todos estos motivos antes mencionados, la sexualidad no es un aspecto para tomar a la ligera o de forma irresponsable, sino todo lo contrario. Está en juego no solo la salud física y mental, sino también que pueden estar hipotecando toda su vida futura y la de otro ser.
Padres, a dejar los prejuicios y temores, y enfrentar que sus hijos tarde o temprano necesitan hablar de estos temas y es tarea de ustedes ser responsables frente a esto.
Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta Cognitivo Conductual
Cel: 099 183 950